jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. CAPÍTULO 5.

El arca, en el templo de Dagón 

51Mientras tanto, los filisteos  capturaron el arca de Dios, y la llevaron desde Ebenezer* a Asdod. 2Agarraron el arca de Dios, la metieron en el templo de Dagón y la colocaron junto a Dagón. 3A la mañana siguiente se levantaron los asdodeos y encontraron a Dagón caído de bruces delante del arca del Señor, lo recogieron y lo colocaron en su sitio. 4A la mañana siguiente se levantaron y encontraron a Dagón caído de bruces ante el arca del Señor, con la cabeza y las manos cortadas encima del umbral; sólo le quedaba el tronco. 5(Por eso se conserva hasta hoy esta costumbre en Asdod: los sacerdotes  los que entran en el templo de Dabón no pisan el umbral).

El arca, en territorio filisteo   

6La mano del Señor descargó sobre los asdodeos, aterrorizándolos, e hirió con diviesos a la gente de Asdod y su término. 7Al ver lo que sucedía, los asdodeos dijeron:
-No debe quedarse entre nosotros el arca del Dios de Israel, porque su mano es dura con nosotros y con nuestro dios Dagón.
8Entonces mandaron convocar en Asdod a los príncipes filisteos y les consultaron:
-¿Qué hacemos con el arca del Dios de Israel?
Respondieron:
-Que se traslade a Gat.
9Llevaron a Gat el arca del Dios de Israel; pero nada más llegar, descargó el Señor la mano sobre el pueblo, causando un pánico terrible, porque hirió con diviesos a toda la población, a chicos y grandes.
10Entonces trasladaron el arca de Dios a Ecrón; pero cuando llegó allí, protestaron los ecronitas:
¿Nos han traído el arca de Dios para que nos mate a nosotros y a nuestras familias!
11Entonces mandaron convocar a los príncipes filisteos, y les dijeron:
-Devolved a su sitio el arca del Dios de Israel; si no, nos va a matar a nosotros con nuestras familias.
Todo el pueblo tenía un pánico mortal, porque la mano de Dios había descargado allí con toda su fuerza. 12A los que no morían, les salían diviesos. Y el clamor del pueblo subía hasta el cielo.

Explicación.

5 El Arca del Señor entra en territorio enemigo: al parecer, vencida, conquistada; en realidad, aceptando un desafío a nivel de dioses. Y no sólo entra en territorio extranjero, sino que penetra en el santuario de la divinidad rival. Penetra no vencedora, sino en ademán de cautiva. Irónicamente, los filisteos introducen a su enemigo.
La lucha con otros dioses, ya planteada en Egipto y en Moab (episodio de Balaán), continuará en la tierra prometida, se consumará en territorio extranjero, en Babilonia (como canta Is 46 y todo Isaías II). El salmo 82 canta el destronamiento de los otros dioses por mano del Señor. Para Israel a la larga resulta más difícil resistir a la tentación de los dioses ajenos que a la agresión de los enemigos invasores; también a éstos los deja el Señor entrar en la tierra prometida, para derrotarlos "en sus montes". Ambas victorias son necesarias para la salvación de Israel.

De esta manera, el duelo Dagón-Yhwh es preludio y símbolo de una hostilidad duradera y de una victoria decisiva. El Señor no admite otros dioses frente a sí (Ex 20,3; Dt 5,7: primer mandamiento del decálogo), ahora le toca estar junto a Dagón, en posición secundaria. No se sabe cómo, en el silencio de la noche (como junto al Mar Rojo, Ex 14), sucede el primer encuentro y la primera victoria; a la segunda noche sucede la victoria decisiva. Es irónico que los devotos tengan que levantar y colocar a su dios caído ("tienen pies y no andan", Sal 115,7), y es significativo que el dios pierda manos o brazos demostrando su impotencia. La cabeza cortada significa la muerte: "Aunque seáis dioses, moriréis como uno de tantos" (Sal 82). Una vez que ha terminado con el dios, el Arca comienza a ejecutar su sentencia contra los filisteos: en una peregrinación movida por los mismos enemigos; la epidemia (quizá de peste bubónica) se va extendiendo por la Pentápolis; de la cual el autor menciona sólo tres ciudades, según conocido esquema narrativo. Sigue la ironía: los mismos enemigos van transportando el Arca fatídica, colaborando en la ejecución de la propia sentencia. La epidemia revela la presencia numinosa del Señor, que produce terror pánico entre los filisteos; un modo de reconocimiento ofrecido al poderoso Dios de Israel. ¡Y pensar que ese dios parecía tan débil en el campo de batalla!

El esquema narrativo es semejante a la captura de Sansón, el enemigo traído al propio territorio, a la fiesta del dios, y que causará la ruina de los filisteos.

5,1 Para oídos hebreos Asdod suena bastante a devastación (verbo sdd): el Arca se desplaza desde Ayuda a Devastación. 
*= Piedrayuda.

5,2 Dagón parece ser una divinidad semítica del grano, adoptada por los filisteos al establecerse en territorio cananeo. Los movimientos del Arca son muy regulares.

5,3 Is 46,1s.

5,4 El esquema narrativo normal pide dos tiempos semejantes y un tercer tiempo decisivo. El autor se salta el segundo tiempo, quizá respondiendo a los dos tiempos de la victoria filistea con la captura del Arca a la segunda. Es notable la sonoridad con que se describe al dios caído (´aron-dagon, npl-lpn).

5,5 Puede ser rito apotropaico, para evitar los espíritus que vigilan allí, o puede ser rito de paso del mundo profano al sacro, representado en un salto. El autor liga la práctica conocida con la historia del Arca.
5,6 Empieza la peregrinación, y el Arca sigue cambiando de título, a lo largo del episodio (hasta 6,1 incluido):  cuando es trasladada por los filisteos, se llama "el Arca de Dios", los filisteos la llman "el Arca del Dios de Israel", el narrador la llama "Arca del Señor". La "mano del Señor" que hiere triunfa de las manos cortadas de Dagón.

5,9 Ex 9,8-12.

No hay comentarios:

Publicar un comentario