jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. CAPÍTULO 25.

David, Nabal y Abigail


251Samuel murió. Todo Israel se reunió para hacerle los funerales, y lo enterraron en su posesión de Ramá. David bajó después a la estepa de Maón.

2Había un hombre de Maón que tenía sus posesiones en Carmel*. Era muy rico: tenía tres mil ovejas y mil cabras, y estaba en Carmel esquilando las ovejas. 3Se llamaba Nabal, de la familia de Caleb, y su mujer, Abigail; la mujer era sensata y muy guapa, pero el marido era áspero y de malos modales. 4David oyó en el páramo que Nabal estaba de esquileo, 5y mandó diez mozos con este encargo:
-Subid a Carmel, presentaos a Nabal y saludadlo de mi parte. 6Le decís: <<¡Salud! La paz contigo, paz a tu familia, paz a tu hacienda. 7He oído que estás de esquileo; pues bien, tus pastores estuvieron con nosotros; no los molestamos ni les faltó nada mientras estuvieron en Carmel. 8Pregunta a tus criados y te lo dirán. Atiende favorablemente a estos muchachos, que venimos en un día de alegría. Haz el favor de darle a David, siervo e hijo tuyo, lo que tengas a mano>>.
9Cuando llegaron los mozos de David, se lo dijeron a Nabal, de parte de David, y se quedaron aguardando. 10Nabal les respondió:
-¿Quién es David, quién es el hijo de Jesé? Hoy día abundan los esclavos que escapan del amo. 11¿Voy a tomar mi pan y mi agua y las ovejas que maté para mis esquiladores y voy a dárselos a una gente que no sé de donde viene?
12Los mozos desanduvieron el camino de vuelta, y cuando llegaron, se lo contaron todo. 13David ordenó a sus hombres:
-¡Ceñíos todos la espada!
Todos, incluso David, se la ciñeron. Después subieron unos cuatrocientos siguiendo a David, mientras doscientos se quedaron con el bagaje.
14Uno de los criados avisó a Abigail, la mujer de Nabal:
-David ha mandado unos emisarios desde el páramo a saludar a nuestro amo, y éste los ha tratado con malos modos, 15y eso que se portaron muy bien con nosotros, no nos molestaron ni nos faltó nada todo el tiempo que anduvimos con ellos, cuando estuvimos en descampado; 16día y noche nos protegieron mientras estuvimos con ellos guardando las ovejas. 17Así que mira a ver qué puedes hacer, porque ya está decidida la ruina de nuestro amo y de toda su casa; es un cretino que no atiende a razones.
18Abigail reunió aprisa doscientos panes, dos pellejos de vino, cinco ovejas adobadas, treinta y cinco litros de trigo tostado, cien racimos de pasas y docientos panes de higos; lo cargó todo sobre los burros, 19y ordenó a los criados:
-Id delante de mí, yo os guiaré. 
Pero no dijo nada a Nabal, su marido.
20Mientras ella, montada en el burro, iba bajando el reparo del monte, David y su gente bajaban en dirección opuesta, hasta que se encontraron. 21David, por su parte, había comentado:
-He perdido el tiempo guardando todo lo de éste en el páramo para que él no perdiese nada. ¡Ahora me paga mal por bien! 22¡Que Dios me castigue si antes del amanecer dejo vivo en toda la posesión de Nabal a uno solo de los que mean a la pared!
23En cuanto vio a David, Abigail se bajó del burro y se postró ante él, rostro en tierra. 24Postrada a sus pies, le dijo:
-La culpa es mía. señor. Pero deja que hable tu servidora, escucha las palabras de tu servidora. 25No tomes en serio, señor, a Nabal, ese cretino, porque es como dice su nombre: se llama <<Necio>>*, y la necedad va con él. Tu servidora no vio a los criados que enviaste. 26Ahora, señor, ¡vive el Señor que te impide derramar sangre y hacerte justicia por tu mano!, por tu vida, sean como Nabal tus enemigos y los que intenten hacerte daño. 27Ahora, este obsequio que tu servidora le ha traído a su señor, que sea para los criados que acompañan a mi señor. 28Perdona la falta de tu servidora, que el Señor dará a mi señor una casa estable, porque mi señor pelea las guerras del Señor, ni en toda tu vida se te encontrará un fallo. 29Y aunque alguno se ponga a perseguirte a muerte, la vida de mi señor está bien atada en el zurrón de la vida, al cuidado del Señor, tu Dios, mientras que la vida de tus enemigos la lanzará como piedras con la honda. 30Que cuando el Señor cumpla a mi señor todo lo que le ha prometido y lo haya constituido jefe de Israel, 31mi señor no tenga que sentir remordimientos ni desánimo por haber derramado sangre inocente y haber hecho justicia por su mano. Cuando el Señor colme de bienes a mi señor, acuérdate de tu servidora.
32David le respondió:
-¡Bendito el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro! 33¡Bendita tu prudencia y bendita tú, que me has impedido hoy derramar sangre y hacerme justicia por mi mano! 34¡Vive el Señor, Dios de Israel, que me impidió hacerte mal! Si no te hubieras dado prisa en venir a encontrarme, al amanecer no le quedaba vivo a Nabal uno solo de los que mean en la pared.
35David le aceptó lo que ella le traía, y le dijo:
-Vete en paz a tu casa. Ya ves que te hago caso y te he guardado consideración.
36Al volver Abigail encontró a Nabal celebrando en casa un banquete regio; estaba de buen humor y muy bebido, así que ella no le dijo lo más mínimo hasta el amanecer. 37Y a la mañana, cuando se le había pasado la borrachera, su mujer le contó lo sucedido; a Nabal se le agarrotó el corazón en el pecho y se quedó de piedra. 38Pasados unos diez días, el Señor hirió de muerte a Nabal, y falleció.
39David se enteró de que había muerto Nabal, y exclamó:
-¡Bendito el Señor, que se encargó de defender mi causa contra la afrenta que me hizo Nabal, librando a su siervo de hacer mal! Hizo recaer sobre Nabal el daño que había hecho!
Luego mandó a pedir la mano de Abigail, para casarse con ella. 40Unos criados de David fueron a Carmel, a casa de Abigail, a proponerle:
-David nos ha enviado para pedirte que te cases con él.
41Ella se levantó, se postró en tierra y dijo:
-Aquí está tu esclava, dispuesta a lavar los pies de los criados de mi señor.
42Luego se levantó aprisa y montó en el burro; cinco criadas suyas la acompañaban, detrás de los emisarios de David. Y se casó con él.
43David se casó también con Ajinoán, de Yezrael. Las dos fueron esposas suyas. Por su parte, Saúl había dado su hija Mical, mujer de David, a Paltiel, hio de Lais, natural de Galín.


Explicación.



25,1 En silencio desaparece Samuel de la escena histórica dejando en marcha del futuro de Israel; y el autor le ofrece el homenaje de todo Israel. ¿Quiere decir que asistió también Saúl a los funerales? Samuel juez ya no tiene sucesores; como profeta, le suceden Gad y Natán. Entre tanto David toma a su región preferida, no lejos de su patria.


25,2 Comienza una de esas narraciones bíblicas con personaje femenino protagonista en las que parecen complacerse los narradores luciendo su talento y sensibilidad; nos recuerda la historia de Rebeca o la de Rut. La acción es sencilla y está llevada con habilidad: tras la presentación del lugar y de los personajes (2-3) la primera escena está ocupada por el mensaje de David y la respuesta de Nabal (4-11); en la escena siguiente se ponen en movimiento David y Abigail hacia el encuentro (12-22); sigue la gran escena del encuentro, con el discurso de Abigayl y la respuesta de David (23-35); los v.36-42 cuentan el desenlace. * = La Vega.

25,2-3 Esta Vega (Carmel) se encuentra al sur de Hebrón, donde reside el clan de Caleb, parte de la tribu de Judá según datos bíblicos (Nm 13-14; 26,65; Jos 14,6-15). Los personajes están presentados ya desde el principio con una breve caracterización, que determinará el desarrollo de la acción. Nabal significa "necio": podría ser un mote o nombre apotropaico para evitar la envidia de la divinidad. La mujer se llama Abigail, que puede significar "mi padre (Dios) responde por mí".

25,4-11 El mensaje de David es cortés en la forma, si bien está respaldado por seiscientos hombres a sus órdenes. Apela al principio común de la hospitalidad, particularmente en un día de abundancia y alegría; es lógico invitar en tales ocasiones. Además apela a los beneficios prestados a los pastores, que son más bien negativos, no haber abusado; la vieja condición del pastor asoma en esta actitud.

El saludo con la triple "paz" indica las buenas intenciones y es augurio de prosperidad; David no viene en son de guerra.

David se ha llamado siervo e hijo de Nabal, éste retuerce los títulos: hijo de Jesé (de condición inferior) y esclavo huido. La respuesta es tacaña e insultante, y crea una situación de beneficios pagados con ofensas. Aunque el título de esclavos huidos no les vaya mal a alguno de los hombres de David. El discurso de Nabal está marcado por una insistencia en la vocal i larga, no sabemos si con intención burlesca.

25,8 Prov 3,27.

25,12-19 Hábilmente presenta el autor dos escenas distintas y paralelas. Nabal se ha retirado dejando el puesto a David y Abigail. Ambos reaccionan con decisión y rapidez: David en son de guerra -nótese en el original la triple repetición de la espada-, Abigail en son de paz -nótese la acumulación de regalos sabrosos.

25,13 Gn 32,7.

25,14-17 En el discurso contrapone el criado las dos partes en causa, David y Nabal. La desproporción de las dos partes es calculada: por segunda vez, suena el elogio de la conducta de David, protector de pastores; en cuanto a Nabal, basta aludir a cosas conocidas, que Abigail acepta sin sorpresa ni enfado.

25,18-19 Envía por delante los regalos, como Jacob yendo al encuentro de su hermano Esaú (Gn 32-33). La orden de Abigail no es mucho más larga que la de David, y entre los dos hacen resaltar el discurso del criado como una especie de testimonio judicial.

25,20-22 El autor se complace en mostrar cómo se acercan las dos comitivas. Y para llenar el tiempo narrativo ha reservado un comentario de David al mensaje de Nabal que, pronunciado al principio, habría retrasado la rapidez de la decisión. Es un juicio sobre la situación jurídica del asunto con una sentencia: Nabal es culpable, David tiene derecho a hacerse justicia. Con juramento pronuncia la sentencia y señala el plazo de la ejecución. El modo de mencionar a los varones parece despectivo.

25,21 Gn 44,4.

25,23-31 Abigail tiene que contrarrestar y deshacer las ofensas del marido, es decir, las injurias verbales y el haber negado las provisiones. El segundo delito, en su aspecto material, es fácil de reparar; el insulto que contiene y que expresaron las palabras es delito que hiere más profundamente. Abigail pronuncia un discurso más psicológico que lógico. Aunque no proyectamos sobre el texto una sensibilidad caballeresca medieval o romántica, parece que el autor no es insensible a ese cuadro que traza de la belleza a los pies de la valentía: ¿no lo dice la insistencia machacona en el título "mi señor" en correlación con "tu servidora"? Más importante el título que le reconoce al final "jefe de Israel" (nagid), un reconocimiento más en la corona que va enlazando el autor en honor de su héroe.

25,24-25 Abigail se hace responsable de la culpa, al mismo tiempo que la niega, declarando irresponsable al marido. El resultado es que no ha habido reato, y que Abigail se ofrece como víctima inocente: un castigo de David no sería acto de justicia, sino de crueldad. Claro está que esto no se pronuncia todavía.

25,25 * = Nabal.

25,26 Más bien sigue una invocación al Señor, que es un augurio para David, pero que contiene, en forma de predicado divino, una amonestación: si David quiere que el Señor lo salve de sus enemigos, no deberá hacerse la justicia por su mano derramando sangre.

25,27 La mano señalando a los dones es una bajada de la invocación a Dios a un argumento más material, y reduce la tensión de las palabras precedentes. Gn 33,11.

25,28 Recomienza confesándose culpable y apelando a la misericordia. El nuevo argumento es como una profecía, en la que suena el tema dinástico "una casa estable", y se remonta de nuevo a la razón teológica. Como el Señor le hará grandes beneficios, así tiene él que mostrarse generoso. David pelea las guerras del Señor (Nm 21,14; 1 Sm 18,17), no puede distraerse en venganzas personales.

25,29 La imagen del zurrón y la honda tiene resonancias inevitables dirigidas a David; quizá sea expresión popular, quizá alusión a prácticas de la época. Una imagen parecida se lee en Is 22,17-18.

25,31 Vuelve el argumento del delito proyectado con singular eficacia en el futuro, en forma de recuerdo que atormenta. Es más explícito, porque habla de "sangre inocente". La peroración resume con brevedad conmovedora los principales elementos del discurso: Dios, la servidora, su señor, el futuro dichoso, el recuerdo futuro. Gn 40,14.

25,32-34 Bendecir equivale a dar gracias y a hacer favores. Abigail traía sus dones como una "bendición" (beraka), como obsequio y muestra de agradecimiento; David recoge el tema y lo devuelve en la forma amplia de agradecimiento. Es decir, bendiciendo -agradeciendo a Dios, que ha dirigido los sucesos, invocando la bendición sobre el hombre, que los ha realizado (compárese con Gn 14,19-20). Por encima del simple perdón, los personajes establecen una nueva relación de mutua benevolencia, sellada por el Señor.

25,35 La etimología de la doble expresión hebrea es "oír la voz y levantar el rostro" del que suplica, para que no esté inclinado y pueda mirar sin miedo al otro. La despedida desea la paz: esa paz que ha restablecido Abigail con su audacia y buen sentido.

25,36-39 La breve escena juega con contrastes fuertes: el corazón alegre -el corazón agarrotado (los sonidos B subrayando la correspondencia); Nabal se quedó de piedra (en hebreo nabal - le´aben, con inversión de consonantes). El narrador y David interpretan la muerte como castigo de Dios, es decir, como acto de justicia contra el culpable y en defensa del inocente. Así David, esperando la justicia del Señor, se ha librado de cometer un delito. Dios se encarga de la causa de los afrentados y los oprimidos: véanse Sal 35,1; 43,1; 119,154; Prov 22,23; 23,11.

25,40-42 Con este matrimonio se liga David a un clan influyente en la zona del Hebrón. Abigail tiene prisa y el narrador también, dando a entender que la mujer salió a David todavía perseguido, confiando en su futuro.

25,44 Esto indica que Mical no acompañó a David en su fuga ni al principio ni más tarde, y Saúl la considera prácticamente abandonada. Más adelante la reclamará David (2 Sm 3,13-14).

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