jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. ÍNDICE.

1 SAMUEL. CAPÍTULO 31.

Muerte de Saúl

311Mientras tanto, los filisteos entraron en combate con Israel. Los israelitas huyeron ante ellos, y muchos cayeron muertos en el monte Gelboé.
2Los filisteos persiguieron de cerca a Saúl y sus hijos, hirieron a Jonatán, Abinadab y Malquisúa, hijos de Saúl. 3Entonces cayó sobre Saúl el peso del combate; los arqueros le dieron alcance y lo hirieron gravemente. 4Saúl dijo a su escudero:
-Saca la espada y atraviésame, no vayan a llegar esos incircuncisos y abusen de mí.
Pero escudero no quiso, porque le entró pánico. Entonces Saúl tomó la espada y se dejó caer sobre ella. 5Cuando el escudero vio que Saúl había muerto, también él se echó sobre su espada y murió con Saúl. 6Así murieron Saúl, tres hijos suyos, su escudero y los de su escolta, todos el mismo día.
7Cuando los israelitas de la otra parte del valle y los de Transjordania vieron que los israelitas huían y que Saúl y sus hijos habían muerto, huyeron, abandonando sus poblados. 8Los filisteos los ocuparon. Al día siguiente fueron a despojar los cadáveres, y encontraron a Saúl y sus tres hijos muertos en el monte Gelboé. 9Lo decapitaron, lo despojaron de sus armas y las enviaron por todo el territorio filisteo, llevando la buena noticia a sus ídolos y al pueblo. 10Colocaron las armas en el templo de Astarté y empalaron los cadáveres en la muralla de Beisán.
11Los vecinos de Yabés de Galaad oyeron lo que los filisteos habían hecho con Saúl, 12y los más valientes caminaron toda la noche, quitaron de la muralla de Beisán el cadáver de Saúl y los de sus hijos y los llevaron a Yabés, donde los incineraron. 13Recogieron los huesos, los enterraron bajo el tamarindo de Yabés y celebraron un ayuno de siete días.

Explicación.

31 De los dos acontecimientos históricos, la derrota de Israel y la muerte de Saúl, el autor se interesa más por el segundo.

La batalla fue importante, y la victoria concedió a los filisteos una supremacía indiscutible: al ocupar el valle de Esdrelón y el de Yezrael, hasta la llave de los vados del Jordán, los filisteos se han adueñado de una región fertilísima, han aislado a las tribus del norte, poseen nuevas vías de acceso hacia la zona central de Efraín. Muchos poblados, antes cananeos y después israelitas, cambian de mano. La llanura ya ha sido testigo de la importante batalla de Débora y de la estratagema de Gedeón.

La muerte de Saúl empalma directamente con el capítulo 28, pero el autor no explota el aspecto psicológico, la angustia de los presentimientos. Por otra parte, los narradores hebreos no sabían describir batallas, se contentaban con datos generales y se solían concentrar en algún personaje. Esta vez le toca a Saúl con su familia y escolta.

31,1 El narrador concede la iniciativa a los filisteos, mientras que los israelitas se repliegan monte arriba.

31,2 La derrota del rey significa la derrota de todo el pueblo; por eso los filisteos se concentran sobre el grupo de Saúl; por eso su situación se hace más difícil.

31,3 Texto dudoso. El griego dice "lo hirieron en la ingle". Herida mortal, pero no inmediatamente.

31,4 Es una afrenta morir a manos de incircuncisos, como lo era para Abimelec morir a manos de una mujer (Jue 9,53ss). El escudero teme atentar contra la vida del rey, pues sería un sacrilegio; tiene que esperar a que le llegue el momento. Para el autor esa especie de suicidio de Saúl no es objeto de reproche (véanse 1 Re 16,18 y 2 Mac 14,36-47).

31,5 El capítulo siguiente dará otra versión del momento final. Si se quieren armonizar ambas narraciones, habría que traducir "viendo que Saúl moría, se echó sobre su propia espada, para morir con él".

31,6 El verso tiene carácter conclusivo y está marcado por la cuádruple rima del posesivo hebreo.

31,7 Esto supone una penetración filistea en Transjordania.

31,9 Lo que había hecho David con Goliat caído, y era uso frecuente, como atestiguan viejos monumentos.

31,10 El templo de Astarté es probablemente el de Ascalón; parece que la veneran como diosa de la guerra.

31,11 Yabés de Galaad había provocado la primera batalla de Saúl, el cual liberó la ciudad asediada. Es un acto de agradecimiento.

31,12-13 Simultáneamente la cabeza de Saúl es trofeo en el templo filisteo y su cuerpo recibe honras fúnebres de algunos israelitas. Esta división material y póstuma podría simbolizar la polaridad de su carácter e historia; su valor y destino trágico, sus méritos y culpas. Al dividirse su cadáver, Israel está otra vez dividido. Descansa en sepulcro ajeno, aunque en territorio de Israel.

31,13 Eclo 38,16s.

1 SAMUEL. CAPÍTULO 30.

David en Sicelag (Gn 14,1-17)

301Para cuando David y su gente llegaron a Sicelag, al tercer día, los amalecitas habían hecho una incursión por el Negueb y Sicelag, habían asaltado Sicelag y la habían incendiado. 2Sin matar a nadie, se llevaron cautivos a las mujeres y los vecinos, chicos y grandes, y arreando los rebaños se volvieron por su camino. 3David y sus hombres llegaron al pueblo y se lo encontraron incendiado y sus mujeres y sus hijos llevados cautivos. 4Gritaron y lloraron hasta no poder más. 5Las dos mujeres de David, Ajinoán, la yezraleita, y Abigail, la esposa de Nabal, el de Carmel*, también habían caído prisioneras. 6David se encontró en un gran apuro, porque la tropa, afligida por sus hijos e hijas, hablaba de apedrearlo. Pero confortado por el Señor, su Dios, 7ordenó al sacerdote Abiatar:
-Acércame el efod.
8Abiatar se lo acercó, y David consultó al Señor:
-¿Persigo a esa banda? ¿Los alcanzaré?
El Señor le respondió:
-Persíguelos. Los alcanzarás y recuperarás lo robado.
9Entonces David marchó con sus seiscientos hombres; pero al llegar a la vaguada de Besor, se quedaron doscientos, demasiado cansados para pasar la vaguada, 10y David continuó la persecución con cuatrocientos hombres. 11Encontraron a un egipcio en el campo y se lo llevaron a David; 12le dieron pan para comer y agua para beber y un poco de pan de higos, más dos racimos de pasas; con la comida recobró las fuerzas, porque llevaba tres días y tres noches sin comer ni beber. 13David le preguntó:
-¿De quién eres y de dónde vienes?
El muchacho egipcio respondió:
-Soy esclavo de un amalecita; mi amo me abandonó porque me puse malo hace tres días. 14Habíamos hecho una incursión por la parte sur de los quereteos, de Judá y de Caleb, e incendiamos Sicelag.
15David le dijo:
-¿Puedes guiarme hasta esa banda?
El muchacho respondió:
-Si me juras por Dios que no me matarás ni me entregarás a mi amo, yo te guiaré hasta esa banda.
16Los guió. Los encontraron desparramados por todo el campo, banqueteando y festejando el rico botín cobrado en el país filisteo y en Judá. 17David los estuvo machacando desde el amanecer hasta la tarde. Los exterminó sin que se escapara nadie, fuera de cuatrocientos muchachos que huyeron a lomo de camello. 18David recobró todo lo que le habían robado los amalecitas, incluidas sus dos mujeres. 19No le faltó nada, ni chico ni grande, hijos o hijas; David recuperó todo lo que les habían robado. 20Agarraron todas las ovejas y bueyes, y los bueyes se los presentaron a David, diciendo:
-Esta es la parte que le toca a David.
21Después volvió David a donde estaban los doscientos hombres que, demasiado cansados para seguirlo, se habían quedado en la vaguada de Besor. Salieron a recibir a David y a su gente, y cuando llegaron, los saludaron. 22Pero entre los hombres de David, algunos mezquinos dijeron:
-Por no haber venido con nosotros, no les damos el botín recuperado, sino sólo su mujer y sus hijos a cada uno; que los tomen y se marchen.
23Pero David dijo:
-No hagáis eso, camaradas, después que el Señor nos ha dado la victoria, nos ha protegido y nos ha entregado esa banda que nos había atacado. 24En eso nadie estará de acuerdo con vosotros, 
<<porque tocan a partes iguales 
el que baja al campo de batalla
y el que queda
guardando el bagaje>>.
25Aquel día David estableció esta norma para Israel, y ha estado en vigor hasta hoy.
26Cuando entró en Sicelag. David mandó parte del botín a los concejales de Judá y a sus amigos; 27los concejales de Betul, los de Ramá del Sur, los de Yatir, 28los de Aroer, los de Sifemot, los de Estemó, 29los de Carmel, los de las ciudades de Yerajmeel, 30a los de Jormá* y a los de Bor Asán*, a los de Atac, 31a los de Hebrón y a los de todas las localidades por donde anduvo David con su gente, 26by lo acompañó con estas palabras:
-Aquí tenéis un obsequio del botín cobrado a los enemigos del Señor.*

Explicación.

30,1 Ya hemos encontrado a los amalecitas en tiempos de Moisés (Ex 17), y frente a Gedeón (Jue 6-7): Saúl los había derrotado (cap. 15). Al enterarse de la campaña en forma de los filisteos, quizá en la época tradicional de la primavera, pagan a David sus incursiones, sólo que respetando las vidas. La técnica de las razzias es normal en pueblos que no pretenden conquistar ciudades ni hacerse sedentarios: saqueo e incendio son a la vez venganza y provecho.

La lógica de los sucesos es perfecta. En la composición general del libro resulta un paralelismo: mientras que Saúl pelea con los filisteos, y es derrotado, David contrataca a los amalecitas y los derrota. Al norte y al sur se deciden los destinos de Israel y de sus jefes históricos.

30,3-6 La primera escena nos ofrece el descubrimiento: al principio, de modo general, con el llanto de todos, después concentrándose en David. El esquema apuro-liberación es clásico en los salmos de súplica y acción de gracias; entre los dos verbos el autor puede suponer una oración de David o un oráculo del sacerdote. En este puesto cabría cómodamente un salmo, pero el autor no pierde el hilo narrativo.

30,5 * = La Vega.

30,6 Nm 14,10.

30,7-8 Confortado por Dios, David ya ha decidido no aceptar los hechos como cosa irremediable; el oráculo sirve para confirmar el plan de ataque rápido. El estilo del oráculo es categórico y muy marcado en el sonido.

30,9 1 Sm 25,13.

30,14 Los quereteos son probablemente grupos filisteos; David los tomará más tarde a su servicio. La tribu de Caleb está asentada en la región de Hebrón.

30,17 El narrador parece suponer que David ha caído sobre ellos de madrugada, es decir, que los encontró banqueteando de noche y los dejó dormir parte de la borrachera. El autor se complace en sugerir la multitud del enemigo: hace falta un día entero para destruirlo, se salvan sólo cuatrocientos jóvenes en camellos, que es un número enorme.

30,20 Corrigiendo el texto hebreo, que no hace sentido.

30,23 Nm 31,25.

30,21-25 Algo semejante se cuenta en Nm 31,25-31 sobre una guerra santa contra Madián; también aquel incidente tiene valor normativo, aunque no se dice expresamente.

30,23 La declaración de David tiene algo de sentencia motivada, estableciendo derecho consuetudinario, y el motivo es teológico. El botín es don de Dios y como tal se ha de distribuir entre todos; así todos se alegrarán por igual de la victoria. La sentencia tiene ritmo de proverbio, fácil de retener en la memoria.

30,26-31 El epílogo ensancha el alcance de esta última campaña de David: ha sido una guerra santa, contra los enemigos del Señor, ha sido una victoria para todos los amigos de David en una gran extensión, dentro del territorio de Judá. La lista repite varios nombres de Jos 15; Hebrón es la ciudad más septentrional. Con esta lista el autor está preparando de cerca la coronación de David en Hebrón.

El capítulo tiene puntos de contacto con Gn 14: el robo de personas y posesiones, la persecución y liberación, el reparto del botín, los obsequios; aunque cambian las relaciones entre los personajes. Como no podemos datar Gn 14, no podemos decir si hay mutua influencia. tal como leemos la Biblia hoy, el parentesco es llamativo, y nos hace pensar en una dimensión "patriarcal" de David; incluso su presencia en Hebrón -como veremos- recuerda al gran patriarca Abrahán.

30,26b * después de v. 30.

30,30 * = Exterminio; Pozodehmo.

1 SAMUEL. CAPÍTULO 29.

David, excluido de la batalla

291Los filisteos concentraron sus tropas hacia Afec*. Israel estaba acampado junto a la fuente de Yezrael. 2Los príncipes filisteos desfilaban por batallones y compañías. David y los suyos iban en la retaguardia, con Aquís. 3Los generales filisteos preguntaron:
-¿Qué hacen aquí esos hebreos?
Aquís les respondió:
-Ese es David, vasallo de Saúl, rey de Israel. Lleva conmigo cosa de uno o dos años, y desde que se pasó a mí hasta hoy no tengo nada que reprocharle.
4Pero los generales filisteos le contestaron irritados:
-¡Despide a ese hombre! Que se vaya al pueblo que le asignaste. Que no baje al combate con nosotros, no se vuelva contra nosotros en plena batalla; porque el mejor regalo para reconciliarse con su señor serían las cabezas de nuestros soldados. 5¿No es ese David al que cantaban danzando: <<Saúl mató a mil, David a diez mil?>>
6Aquís llamó entonces a David, y le dijo:
-¡Vive Dios, que eres honrado y no tengo queja de tu comportamiento en el ejército! No tengo nada que reprocharte desde que entraste en mi territorio hasta hoy, pero los príncipes no te ven con buenos ojos; 7así que vuélvete en paz para no disgustarlos.
8David replicó:
-Pero ¿qué he hecho? ¿En qué te he ofendido desde que me presenté a ti hasta hoy? ¿Por qué no puedo ir a luchar contra los enemigos de mi rey, mi señor?
9Aquís le respondió:
-Ya sabes que te estimo como a un enviado de Dios; pero es que los generales filisteos han dicho que no salgas con ellos al combate. 10Así que tú y los siervos de tu señor madrugáis, y cuando claree, os marcháis.
11David y su gente madrugaron y salieron temprano, de vuelta al país filisteo. Los filisteos subieron a Yezrael.

Explicación.

Recordemos que continúa la narración comenzada en 28,1-3. Para entender los movimientos de las tropas hay que tener presente la posición de la llanura de Esdrelón, extendida de Oeste a Este, al norte del Carmelo, dividiendo las tribus centrales de las septentrionales. Los filisteos han subido por la costa y han penetrado por occidente en la llanura. Las tropas de Saúl van bajando desde Siquén, hacia la parte oriental de la llanura. Se concentran o se repliegan en la zona montañosa que se alza al sur de Yezrael, porque se sienten más fuertes en la montaña que en la llanura.

Es una campaña en regla, más ambiciosa que las penetraciones desde la costa hacia la montaña, a través de valles y desfiladeros. Cada uno de los cinco príncipes filisteos reúne sus tropas, hay un mando unificado. Tropas mercenarias es cosa normal en la época, pero el batallón de desertores que manda David no es de fiar en una batalla contra israelitas.

De modo inesperado, sin intervención explícita de Dios, se libra David de alzar la mano contra su pueblo. El narrador aprovecha el momento para acumular dos testimonios extranjeros en la cadena de alabanzas a su héroe, una vez citando de nuevo el famoso estribillo de las mozas israelitas.

29,1 * = El Cerco.

29,8 La indignación de David es fingida y se ha de leer en clave irónica; sus palabras son ambiguas: "Los enemigos de mi señor" pueden ser los filisteos.

29,5 1 Sm 18,7.

29,9 El griego suprime la frase "como un enviado de Dios"; podría ser adición.

29,10 Después de "os marcháis" el griego añade: "al puesto que os asigné, sin hacer caso de esas palabras injuriosas, porque yo te estimo". Así se aleja David de la batalla decisiva.

1 SAMUEL. CAPÍTULO 28.

281Por entonces los filisteos concentraron sus tropas para salir a la guerra contra Israel. Aquís dijo a David:
-Te comunico que tú y tus hombres tenéis que ir conmigo al frente.
2David le respondió:
-De acuerdo. Verás como se porta un vasallo tuyo.
Aquís le dijo:
-Muy bien. Te nombro de mi guardia personal para siempre.

Saúl y el nigromante (Eclo 46, 20; Dt 18, 10s)

3Samuel había muerto; todo Israel asistió a los funerales, y lo habían enterrado en Ramá, su pueblo. Por otra parte, Saúl había desterrado a nigromantes y adivinos.
4Los filisteos se concentraron y fueron a acampar en Sunán. Saúl concentró a todo Israel y acamparon en Gelboé. 5Pero al ver el campamento filisteo, Saúl temió y se echó a temblar. 6Consultó al Señor, pero el Señor no le respondió, ni por sueños, ni por suertes, ni por profetas. 7Entonces Saúl dijo a sus ministros:
-Buscadme una nigromante para ir a consultarla.
Le dijeron:
-Precisamente hay una en Endor.
8Saúl se disfrazó con ropa ajena; marchó con dos hombres, llegaron de noche donde la mujer, y le pidió:
-Adivíname el porvenir evocando a los muertos y haz que se me aparezca el que yo te diga.
9La mujer le dijo:
-Ya sabes lo que ha hecho Saúl, que ha desterrado a los nigromantes y adivinos. ¿Por qué me armas una trampa para luego matarme?
10Pero Saúl le juró por el Señor:
-¡Vive Dios, no te castigarán por esto!
11Entonces la mujer preguntó:
-¿Quién quieres que se te aparezca?
Saúl dijo:
-Evócame a Samuel.
12Cuando la mujer vio aparecer a Samuel, lanzó un grito y dijo a Saúl:
-¿Por qué me has engañado?
¡Tú eres Saúl!
13El rey le dijo:
-No temas. ¿Qué ves?
Respondió:
-Un espíritu que sube de lo hondo de la tierra.
14Saúl le preguntó:
-¿Qué aspecto tiene?
Respondió:
-El de un anciano que sube, envuelto en un manto.
Saúl comprendió entonces que era Samuel, y se inclinó rostro en tierra, prosternándose.
15Samuel le dijo:
-¿Por qué me has evocado, turbando mi reposo?
Saúl respondió:
-Estoy en una situación desesperada: los filisteos me hacen la guerra, y Dios se me ha alejado y ya no me responde ni por profetas ni en sueños. Por eso te he llamado, para que me digas qué debo hacer.
16Pero Samuel le dijo:
-Si el Señor se te ha alejado y se ha hecho enemigo tuyo, ¿por qué me preguntas a mí? 17El Señor ha ejecutado lo que te anunció por mi medio: ha arrancado el reino de tus manos y se lo ha dado a otro, a David. 18Por no haber obedecido al Señor, por no haber ejecutado su condena contra Amalec, por eso ahora el Señor ejecuta esa condena contra ti. 19Y también a Israel lo entregará el Señor contigo a los filisteos; mañana, tú y tus hijos estaréis conmigo, y al ejército de Israel lo entregará el Señor en poder de los filisteos.
20De repente, Saúl se desplomó cuan largo era, espantado por lo que había dicho Samuel. Estaba desfallecido, porque en todo el día y toda la noche no había comido nada. 21La mujer se le acercó, y al verlo aterrado le dijo:
-Esta servidora tuya te obedeció, y se jugó la vida para hacer lo que pedías; 22ahora obedece tú también a tu servidora: voy a traerte algún alimento, como y recobra las fuerzas necesarias para ponerte en camino.
23Él lo rehusaba:
-¡No quiero!
Pero sus oficiales y la mujer le porfiaron, y les obedeció. Se incorporó y se sentó en la estera.
24La mujer tenía un novillo cebado. Lo degolló en seguida, tomó harina, amasó y coció unos panes. 25Se los sirvió a Saúl y sus oficiales. Comieron y se pusieron en camino aquella misma noche.

Explicación.

28,1-3 El comienzo del capítulo 28 nos presenta una nueva ruptura de hostilidades; la noticia continúa en el capítulo 29. En cambio, el resto del capítulo supone la campaña muy avanzada, a favor de los filisteos. La respuesta de David es ambigua. Suena a obediencia en el verbo, pero no dice el complemento.

28,4-24 La historia de Saúl es una tragedia: al empezar el último acto de su vida, una escena misteriosa y sombría derrama el presentimiento hasta hacerlo certeza inevitable.

Saúl surgió para salvar a Israel de los filisteos: va a acabar pronto en manos de los filisteos, arrastrando consigo a Israel. El que lo ungió rey, el que pronunció su primera condena, le habla ahora desde la tumba conminándole la próxima ejecución de la sentencia. Saúl, consciente de su condena y de la próxima ejecución, camina valientemente hacia su propia muerte. El que sea culpable no resta intensidad y grandeza a su figura trágica; elq ue el autor esté contra él, no le impide presentarlo en muerte como héroe extraordinario.

La voz de la tumba. Los magos burlados en Egipto, el adivino Balaán convertido en profeta, la legislación recogida en Dt 18 nos dan la pista: en Israel no habrá agoreros ni adivinos ni magos; les basta la palabra de Dios, para guiarse por la historia, para confundir a los magos extranjeros. Y cuando la palabra del Señor enmudece, ¿qué hacer? Isaías responde: "esperar" (Is 8,16-20), y se burla de los que consultan a los muertos los asuntos de los vivos.

La mudez de Dios significa realmente que ha abandonado a Saúl, que la última palabra de Dios para Saúl ha sido una sentencia condenatoria; y no hay más que añadir. El silencio es ya castigo, comienza el castigo final. Pero Saúl no le resiste en vida, y en su desesperación va a escuchar la voz de los muertos. Que va a resultar la voz de la muerte, que lo convoca. Llama, evoca a Samuel, el juez a quien ha sucedido, el profeta que lo ha ungido, el que ha llorado por su desgracia. Al reino de la muerte alcanza el poder del Señor, y la voz del muerto será por última vez palabra del Señor: denuncia y condena.

¡Qué rápido viaje descendiendo! Disfrazada su figura, en la noche encubridora, al escondrijo de la nigromante, al reino de la muerte. La caída de Saúl "cuan largo era" (recordemos su estatura prócer) está ensayando la próxima caída final.

Al final le queda un viaje corto: también él necesita comer y cobrar fuerzas. Con esta comida vuelve al reino de los vivos, para representar lo poco que le queda de su papel.

28,8 Son casi tres horas de camino, en gran parte cuesta abajo. Isd 8,20.

28,16 Preguntar es en hebreo sh´l, que alude al nombre de Saúl.

28,17 Recuerda 15,28 añadiendo el nombre del nuevo elegido.

28,19 Como Israel se ligó a Saúl pidiendo un rey que lo salvase de los filisteos, así ahora seguirá la suerte de ese rey, cayendo con él en manos de los filisteos. Esto implica aquí la mención de Israel.

28,24-25 Según costumbre, el autor precipita el desenlace con la rápida sucesión de verbos.

1 SAMUEL. CAPÍTULO 27.

David entre los filisteos (1 Sm 21,11-16)

271David se echó esta cuenta:
-Saúl me va a eliminar el día menos pensado. No me queda más solución que refugiarme en el país filisteo; así, Saúl dejará de perseguirme por todo Israel y estaré seguro.
2Entonces, con sus seiscientos hombres, se pasó a Aquís, hijo de Maón, rey de Gat. 3David y su gente vivieron con Aquís en Gat, cada uno con su familia: David con sus dos mujeres, Ajinoán, la yezraelita, y Abigail, la esposa de Nabal, la de Carmel. 4Avisaron a Saúl que David había huido a Gat, y dejó de perseguirlo.
5David pidió a Aquís:
-Si quieres hacerme un favor, asígname un sitio en una población del campo para establecerme allí; pues este servidor tuyo no tiene por qué residir contigo en la capital.
6Aquel mismo día Aquís le asignó Sicelag. (Por eso Sicelag pertenece a los reyes de Judá hasta hoy).
7David estuvo en la campiña filistea un año y cuatro meses. 8Solía subir con su gente a saquear a los guesureos, a los guirsitas y a los amalecitas, los pueblos que habitaban la zona que va desde Telán hasta el paso de Sur* y hasta Egipto. 9David devastaba el país, sin dejar vivo hombre ni mujer; agarraba ovejas, vacas, burros, camellos y ropa, y se volvía al país de Aquís. 10Aquís le preguntaba:
-¿Dónde habéis saqueado hoy?
David respondía:
-Al sur de Judá.
O bien:
-Al sur de los quenitas.
11David no se traía a Gat ningún prisionero vivo, hombre ni mujer, para que lo denunciaran por lo que hacía. Ese fue su modo de proceder todo el tiempo que vivió en la campiña filistea. 12Aquís se fiaba de David, pensando que David se había enemistado con su pueblo, Israel, y que sería siempre vasallo suyo.

Explicación.

27 Para salvar su vida y la de los suyos, David se refugia en territorio filisteo. Situación en extremo paradójica y peligrosa para el héroe, y nada cómoda para el narrador.

¿Por qué no se refugió en Moab, al otro lado del Jordán, donde tenía parientes? Geográficamente Gat es el principado filisteo más próximo a su tierra; políticamente es la patria de Goliat y de sus peores enemigos externos. Si no fuera un hecho, el autor no habría podido inventarlo.

Al príncipe filisteo le viene muy bien la presencia de David: es un soldado valiente que manda un grupo aguerrido; pertenece al país enemigo, y al pasarse lo debilita. Aquís hace una pequeña alianza a expensas de Israel: David se convierte en su vasallo y recibe (quizá un feudo) una ciudad al sur.

A la larga la situación es peligrosa para David: difícil de conservar la fe yavista en tierra extranjera, difícil librarse de tener que pelear contra sus paisanos. El que no ha extendido la mano contra Saúl, ¿la extenderá contra israelitas inocentes?

En Sicelag, ciudad fortificada al sur del principado, unos 20 km. al suroeste de Gat, David está más seguro que en la corte. Él, sus soldados y su familia tienen un puesto donde habitar y tierras que cultivar. David realiza una serie de campañas o razzias contra tribus cananeas. Se trata en parte de enemigos tradicionale de Israel, de pueblos que ocupan territorios prometidos a Israel (véase Jos 13,13; Dt 25,17-19; Jue 6-7). David piensa que tales campañas no le manchan las manos, que la odiosidad recaerá sobre los filisteos, quizá que está despejando un territorio. Las falsas razones que da al príncipe filisteo las cuenta el autor como muestra de una astucia digna de admiración.

27,1 Repite el verbo nmlt, escapar, salvar la vida, leitmotiv de todas sus andanzas de perseguido.

27,8 El texto habla de guirsitas, pueblo desconocido. Para llegar a Guezer, ciudad cananea, tendría que atravesar todo el territorio filisteo. * = La Muralla.

27,10 Es decir, en territorio de sus paisanos. Lo cual tranquiliza al filisteo.

27,12 En contraste con la primera visita, cuando lo expulsó como loco (21,11-16). Pero los dos episodios parecen independientes en la tradición y no bien armonizados en el libro.

1 SAMUEL. CAPÍTULO 26.

Último encuentro de David y Saúl (1 Sm 24)

261Los de Zif fueron a Guibeá a informar a Saúl:
-David está escondido en el cero de Jaquilá, en la vertiente que da a la estepa.
2Entonces Saúl emprendió la bajada hacia el páramo de Zif, con tres mil soldados israelitas, para dar una batida en busca de David. 3Acampó en el cerro de Jaquilá en la vertiente que da a la estepa, junto al camino. 4Cuando David, que vivía en el páramo, vio que Saúl venía a por él, despachó unos espías para averiguar dónde estaba Saúl. 5Entonces fue hasta el campamento de Saúl y se fijó en el sitio donde se acostaban Saúl y Abner, hio de Ner, general del ejército; Saúl estaba acostado en el cercado de carros y la tropa acampaba alrededor. 6David preguntó a Ajimélec, el hitita, y a Abisay, hijo de Seruyá, hermano de Joab:
-¿Quién quiere venir conmigo al campamento de Saúl?
Abisay dijo:
-Yo voy contigo.
7David y Abisay llegaron de noche al campamento. Saúl estaba echado, durmiendo en medio del cercado de carros, la lanza hincada entierra a la cabecera. Abner y la tropa estaban echados alrededor. 8Entonces Abisay dijo a David:
-Dios te pone el enemigo en la mano. Voy a clavarlo en tierra de una lanzada; no hará falta repetir el golpe.
9Pero David le dijo:
-¡No lo mates, que no se puede atentar impunemente contra el ungido del Señor! 10¡Vive Dios, que sólo el Señor lo herirá: le llegará su hora y morirá, o acabará cayendo en la batalla! 11¡Dios me libre de atentar contra el ungido del Señor! Toma la lanza que está a la cabecera y el botijo y vámonos.
12David tomó la lanza y el botijo de la cabecera de Saúl y se marcharon. Nadie los vio, ni se enteró, ni despertó; estaban todos dormidos, porque los había invadido un letargo enviado por el Señor.
13David cruzó a la otra parte, se plantó en la cima del monte, lejos, dejando mucho espacio en medio, 14y gritó a la tropa y a Abner, hijo de Ner:
-Abner, ¿no respondes?
Abner preguntó:
-¿Quién eres tú, que gritas al rey?
15David le dijo:
-¡Pues sí que eres todo un hombre! ¡El mejor de Israel! ¿Por qué no has aguardado al rey, tu señor, cuando uno del pueblo entró a matarlo? 16¡No te has portado bien! ¡Vive Dios, que merecéis la muerte por no haber guardado al rey, vuestro señor, al ungido del Señor! Mira dónde está la lanza del rey y el botijo que tenía a la cabecera.
17Saúl reconoció la voz de David, y dijo:
-¿Es tu voz, David, hijo mío?
David respondió:
-Es mi voz, majestad.
18Y añadió:
-¿Por qué me persigues así, mi señor? ¿Qué he hecho, qué culpa tengo? 19Que vuestra majestad se digne escucharme: si es el Señor quien te instiga contra mí, apláquese con una oblación; pero si son los hombres, ¡malditos sean de Dios!, porque me expulsan hoy y me impiden participar en la herencia del Señor, diciéndome que vaya a servir a otros dioses. 20Que mi sangre no caiga en tierra, lejos de la presencia del Señor, ya que el rey de Israel ha salido persiguiéndome a muerte, como se caza una perdiz por los montes.
21Saúl respondió:
-¡He pecado! Vuelve, hijo mío, David, que ya no te haré nada malo, por haber respetado hoy mi vida. He sido un necio, me he equivocado totalmente.
22David respondió:
-Aquí está la lanza del rey. Que venga uno de los mozos a recogerla. 23El Señor pagará a cada uno su justicia y su lealtad. Porque él te puso hoy en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor. 24Que como yo he respetado hoy tu vida, respete el Señor la mía y me libre de todo peligro.
25Entonces Saúl le dijo:
-¡Bendito seas, David, hijo mío! Tendrás éxito en todas tus cosas.
Luego David siguió su camino, y Saúl volvió a su palacio.

Explicación.

26 En toda la estructura narrativa, en la intención y hasta en varias expresiones, el capítuno 26 se parece mucho al 24, tanto que algunos lo consideran un duplicado procedente de otra tradición oral. Como las situaciones son tan diversas, cabe pensar que quien compuso el libro armonizó espontáneamente dos narraciones que corrían sobre el héroe David. Imposible determinar cuánto hay de hecho y cuánto de leyenda.

La narración tiene puntos débiles: no explica bien la primera visita de inspección de David, no dice por qué ejecuta él la orden que ha dado a Abisay, no justifica la alusión al destierro. Pero queda clara la intención del episodio y sus variaciones respecto al capítulo 24. La magnanimidad de David brilla otra vez, unida a su valentía; se prepara el destierro forzoso; gran parte de la culpa recae ahora sobre ministros o cortesanos aludidos; se presiente la muerte próxima de Saúl. El capítulo encaja en el movimiento narrativo del libro.

26,1 Zif y Jaquilá han salido en 23,19ss.; la persecución con tres mil es como la de 24,3.

26,2 1 Sm 24,3.

26,6 Ajimélec es un extranjero al servicio de David. Su nombre hebreo podría significar su incorporación religiosa (también es hitita Urías: 2 Sm 11). Seruyá es hermana de David, sus tres hijos son Abisay, Joab y Asael.

26,8 Saúl muerto con su propia lanza sería una hazaña singular (como la cabeza del filisteo cortada con su propia espada). El lector recuerda que con esa lanza intentó Saúl atravesar a David, y sabe quizá que esa lanza rematará a Saúl (lo sabía el oyente o lector antiguo, que escuchaba una y otra vez la historia). La lanza es el arma real, leitmotiv narrativo de su persona. De tres maneras puede el Señor dar muerte a Saúl: con una enfermedad mortal (ngp), dejando que le llegue la hora, haciendo que caiga en la guerra. David desea y presidente: morir en la batalla es la muerte menos afrentosa para el Ungido del Señor. Por boca de David, el narrador nos prepara.

26,9 Lam 4,20.

26,12 El autor cae en la cuenta de lo inverosímil del hecho, y lo justifica apelando a una intervención especial de Dios. La frase es muy rítmica, casi una respiración acompasada por el sueño.

26,13 Mucho espacio para los pies que bajan y suben, no para la voz que atraviesa la hondonada ni para la vista que distingue ya los objetos; el autor supone que ya clarea.

26,15-16 La ironía de David tiene algo de amenaza y condena. Con tal escolta el Ungido del Señor vive amenazado; al que no guardan sus soldados lo tiene que guardar su supuesto enemigo. "De-volverá" (pagará) a cada uno sus méritos. Es justicia no tocar al Ungido, y es lealtad no atentar contra el soberano.

26,19 1 Sm 10,1.

26,20 Gn 4,14.16.

26,21 1 Sm 15,24.

26,25 Aunque no se realiza la plena reconciliación, la despedida de Saúl, sus últimas palabras a David, suenan serenas y nobles. "Hijo mío", como siervo y como yerno; "bendito", en invocación de agradecimiento; "tendrás éxito", como augurio profético. Los caminos se separan: David a seguir caminando, Saúl a su residencia. Gn 33,16s.