jueves, 25 de enero de 2018

1 SAMUEL. CAPÍTULO 21.

David, en Nob


211David emprendió la marcha, y Jonatán volvió a la ciudad. 2David llegó a Nob, donde el sacerdote Ajimélec. Este salió ansioso a su encuentro y le preguntó:

-¿Por qué vienes solo, sin nadie contigo?
3David le respondió:
-El rey me ha encargado un asunto y me ha dicho que nadie sepa una palabra de sus órdenes y del asunto que me encargaba. A los muchachos los he citado en tal sitio. 4Ahora dame cinco panes, si los tienes a mano, o lo que tengas.
5El sacerdote le respondió:
-No tengo a mano pan ordinario. Sólo tengo pan consagrado; si es que los muchachos se han guardado, al menos, del trato con mujeres.
6David le respondió:
-Seguro. Siempre que salimos a una campaña, aunque sea de carácter profano, nos abstenemos de mujeres. ¡Cuánto más hoy los muchachos se conservan limpios!
7Entonces el sacerdote le dio pan consagrado, porque no había allí más pan que el presentado al Señor, retirado de la presencia del Señor, para poner el pan reciente del día. 8(Estaba allí aquel día uno de los empleados de Saúl, detenido en el templo; se llamaba Doeg, edomita, mayoral de los pastores de Saúl). 9David preguntó a Ajimélec:
-¿No tienes a mano una lanza o una espada? Ni siquiera traje la espada ni las armas, porque el encargo del rey era urgente.
10El sacerdote respondió:
-La espada de Goliat, el filisteo, al que mataste en el Valle de Ela. Ahí la tienes, envuelta en un paño, detrás de efod. Si la quieres, llévatela; aquí no hay otra.
David dijo:
-¡No la hay mejor! Dámela.

David, en Gat

11Huyendo David aquel día lejos de Saúl, llegó a donde Aquís, rey de Gat. 12Pero los cortesanos de Aquís comentaron con el rey:
-Ese es David, rey del país. ¿No le cantaban a este danzando: <<Saúl mató a mil, David a diez mil?>>
13No se le escapó a David aquel comentario, y tuvo miedo de Aquís, rey de Gat. 14Entonces se puso a hacer el bobo ante ellos; fingiéndose loco cuando iban a apresarlo, se puso a arañar las puertas, dejándose caer la baba por la barba. 15Entonces Aquís dijo a sus cortesanos:
16-¡Si ese hombre está loco! ¿A qué me lo habéis traído? ¿Ando escaso de tontos para que me traigáis éste a hacer tonterías? ¿A qué viene éste a mi palacio?


Explicación.



DAVID Y SAÚL


Cuando David se despide de Jonatán y abandona definitivamente la corte, inicia una vida errante, de proscrito. Primero en territorio israelítico poblado, después por las montañas y en descampado, con un intermedio en Moab, y finalmente en territorio filisteo (la perícopa 21,11-16 adelante el capítulo 27; la visita a Moab, 22,1-5, también parece estar adelantada. La noticia de la muerte de Samuel 25,1, y la visita del rey a la bruja, capítulo 28, adelantan y preparan la muerte de Saúl).


Aparte el consejo del profeta (22,5) y las repetidas consultas a Dios en los capítulos 23 y 30, la narración discurre en un plano simplemente humano. La hostilidad de Saúl no se dice provocada por un espíritu maligno, sino que se explica por el temor a perder el trono para sí y su hijo; temor exacerbado morbosamente, aunque no injustificado. Las sucesivas liberaciones de David son fruto de su astucia, presencia de ánimo, decisión rápida, de un acontecimiento inesperado; a través de esos factores humanos, el Señor va dirigiendo la carrera de David, sin intervenciones milagrosas o espectaculares.



Aunque el estilo de las narraciones no sea puramente histórico, y aunque algunos episodios tomen colores legendarios, gran parte de lo narrado corresponde a hechos históricos. Un David valiente, agitado, sin demasiados escrúpulos, va subiendo hacia el trono; mientras que un Saúl también valiente, pero colérico e inestable, camina hacia su ruina. El autor ha visto en ese doble curso la mano de Dios guiando la historia de su pueblo.



21,1-10 Nob parece ser una localidad próxima a Jerusalén (según Is 10,32). Quizá después de la caída de Siló se ha convertido en un centro importante del reino, por la presencia del sumo sacerdote y de un grupo de 85 sacerdotes. Este número, si no es la correspondencia numérica de kohane = sacerdotes, parece bastante exagerado. En Nob se consulta el oráculo, se despachan procesos, se conservan exvotos, y el v.7 supone que ya entonces se presentaban panes al Señor como ofrenda permanente (véase Lv 24).


Ajimélec (=mi hermano es rey) debe ser el mismo Ajías, que ha aparecido en 14,3, ya que "melek" es un título de Yhwh, de donde la variante del nombre. El sacerdote conocía a David y su alto cargo en la corte, pero no sabe nada de la nueva situación. No parece tener relaciones con Samuel, el juez-profeta.

David busca dos cosas elementales: pan para mantener la vida y una espada para defenderla. Lo que encuentra es de buen augurio: pues, ¿qué mejor pan que el consagrado al Señor? , ¿y qué mejor espada que la del filisteo?

21,5 Mateo 12,1-4 aduce este uso profano del pan consagrado, en caso de necesidad, para defender a los discípulos hambrientos que arrancan espigas en sábado.

21,6 La continencia es uno de los elementos de pureza ritual (Ex 19,15) y también se practica en la guerra santa. David extiende la costumbre a todas sus salidas militares.

21,7 Quizá para prestar algún servicio en el templo, quizá por algún proceso. Es un extranjero al servicio de Saúl.

21,10 El efod se usaba sobre todo para obtener el oráculo. Algunos piensan que era como un manto cónico sin estatua, que de algún modo indicaba la presencia de la divinidad. 1 Sm 17,34.

21,11-15 Este episodio parece adelantar hechos del capítulo 27, pues presenta a David en territorio filisteo. El loco, tocado por la divinidad, tenía algo de sagrado e intocable. Si melek no es un error gráfico, resulta extraño oír llamar a David "rey del país". Supremo talento de David: hacer el tonto de modo convincente. Al mismo tiempo, una burla maligna de los filisteos, que "no andan escasos de tontos".

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